viernes, 8 de octubre de 2010

Octubre Pilaga:

Este texto, nos los hizo llegar el Profesor Mauricio Castaldo. Con respecto a los derechos aborígenes violados en 1947, durante la Masacre de Pilaga. 


Por Paulo Pécora

Octubre Pilagá. Relatos sobre el silencio, un documental de Valeria Mapelman que ganó una mención en la categoría Derechos Humanos del último Bafici y el jueves llega a salas nacionales, revela con testimonios y documentación la masacre de cientos de indios Pilagá ocurrida el 10 de octubre de 1947 en un paraje de la provincia de Formosa llamado La Bomba. Ganadora de numerosos premios, la película se estrenará este jueves en salas de Buenos Aires. 
Se trata de una investigación que demandó a Mapelman más de tres años de trabajo, no sólo en la reunión de pruebas de los archivos oficiales, sino también en el registro de la memoria oral de los Pilagá, mediante entrevistas a decenas de personas, muchas de las cuales fueron sobrevivientes de aquel crimen colectivo cometido —según el filme— por miembros de la Gendarmería Nacional. 
La directora, quien ya había ganado el premio Derechos Humanos del Bafici con Mbya, tierra en rojo, un documental sobre las comunidades del valle de Kuña Pirú, en Misiones, afirmó en una entrevista con Télam que “la masacre se ocultó completamente. La prensa y algunos antropólogos contribuyeron a que esto permaneciera en las sombras, pero dentro del ámbito de las comunidades indígenas esto se sabía”. 
—¿Casi no existe información sobre esta masacre? 
—En las comunidades Pilagá esto se conoce perfectamente porque fue transmitido oralmente de abuelos a padres y de padres a hijos. Pero todavía hay miedo y mucha gente prefirió no hablar. Era la primera vez en 60 años que alguien viajaba allí a preguntar qué pasó. 
—¿Cómo informaron los medios de la época sobre el tema? 
—Hay muy poco escrito acerca de lo que pasó. Lo que hay en los diarios fue tergiversado y deformado, son noticias sobre un supuesto malón que estaría ocurriendo prácticamente el mismo día de los fusilamientos. Es claramente una justificación de la represión, para criminalizar a las víctimas. 
—¿Cómo siguieron los hechos? 
—La masacre se extendió por más de 10 días en la persecución y cacería de testigos y sobrevivientes, que servía también como un castigo ejemplar para que nadie más se atreviera a decir nunca nada. Todos los regimientos de Gendarmería de la zona se movilizaron para perseguir a los sobrevivientes del primer fusilamiento del 10 de octubre. 

EL SISTEMA. 
—¿Cuál fue el motivo de semejante crimen? 
—Existió la necesidad de disciplinar a esta gente. Existía un régimen de colonias aborígenes donde los indígenas estaban encerrados para estar disponibles como mano de obra barata para las industrias. Si estaban fuera de ese sistema, había que meterlos dentro, disciplinarlos y llevarlos a un espacio controlado. 
—¿Lo considerás un resabio de la conquista española y las sucesivas “campañas del desierto”? 
—Todo está relacionado. No es una novedad que esto haya ocurrido en 1947, vino pasando todo el tiempo. Para nuestra cabeza blanca, argentina, es como alucinante. Pero para los Pilagá es parte de una sucesión de hechos represivos, lo mismo que para los Toba, los Wichi, los Mapuches y otras tribus. Lo que pasa es que nosotros nos hemos comido la historia totalmente tergiversada. 
—¿Cuál es el estatus social de los Pilagá? 
—Los Pilagá son argentinos por imposición. Quedaron dentro de un territorio y un Estado que violentamente se impuso, y que los convirtió en esclavos o mano de obra barata. 
—¿También pensaste el filme como el registro de la supervivencia de un pueblo y su cultura? 
—No es fácil hacerle daño a un pueblo y destruirlo completamente. Creo que no es posible, por más que le hagan lo que le hagan, no hay tiro que pueda matar a una cultura. Siempre se levantan y pueden hablar aunque pase mucho tiempo. Puede pasar una o dos generaciones, pero de alguna manera la verdad siempre sale a la luz. (Télam).

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